Conviene empezar por el principio: las declaraciones de Budapest (2002), Bethesda (2003) y Berlín (2003) en favor del acceso abierto al conocimiento en Ciencias y Humanidades.
El acceso abierto (en inglés, Open Access, con las siglas OA) supone una transición hacia un modelo de publicación científica que hace libre y gratuito el acceso a los contenidos a través de internet. Su finalidad es contribuir al bien público, que revierte en la sociedad, tal y como recoge la declaración de Budapest y se ha demostrado en la crisis de la COVID-19:
Retirar las barreras de acceso a esta literatura acelerará la investigación, enriquecerá la educación, compartirá el aprendizaje de los ricos con los pobres y el de los pobres con el de los ricos, hará esta literatura tan útil como sea posible y sentará los cimientos para unir a la humanidad en una conversación intelectual común y búsqueda del conocimiento (1)
El OA ha contribuido sobremanera al sistema editorial: pensemos en los nuevos modelos de propiedad intelectual (licencias Creative Commons), en la capacidad archivística a largo plazo (repositorios), en la interoperabilidad (OAI-PMH para intercambio de metadados); y en el uso de estándares y lenguajes técnicos (XML-JATS, HTML), entre otros.
Las editoriales universitarias españolas se alinearon muy temprano con el movimiento OA: representantes de sus Universidades firmaron la declaración de Berlín con el compromiso de buscar soporte y soluciones para hacerlo realidad (2). A fecha de hoy, la masa de conocimiento crítico que ofrecen los portales de revistas científicas de las editoriales universitarias y sus repositorios los sitúa entre los 150 primeros puestos a nivel mundial. En la delantera, los repositorios de China, Japón, y Rusia, pero también nuestro español Dialnet (puesto 7 de la clasificación mundial), que bebe de bibliotecas y editoriales. Basta con echar un mirada al Ranking de Ciencia Abierta elaborado por Isidro Aguillo (Laboratorio de Cibermetría, CSIC): https://repositories.webometrics.info/en/portals
Open Access 2002 y cOAlition S
A lo largo de estas dos décadas, el volumen de trabajos científicos publicado en OA ha ido aumentando considerablemente gracias, entre otras, a las editoriales universitarias. Por contra, las grandes editoriales internacionales –sobre todo aquellas que pertenecen a grupos que cotizan en bolsa (Elsevier, Springer, Wiley, Taylor&Francis, etc.)— se han resistido cuanto han podido. Su modelo de negocio está basado en el pago por suscripción (se pagan tasas para acceder al contenido).
La iniciativa internacional puesta en marcha en 2016, Open Access 2020, coordinada por la biblioteca digital Max-Planck, manifestó las carencias de ese modelo de sucripción: «con deficiencias intrínsecas en lo referente al acceso, relación costo-eficiencia, transparencia y restricciones de uso». Y se alineó con una política de pasos e hitos específicos para acelerar la transición de aquellas revistas al modelo OA, tal y como recoge su manifiesto:
Contribuiremos a este proceso de transformación convirtiendo los recursos dedicados en la actualidad a suscripciones a revistas en fondos destinados a apoyar modelos de negocio sostenibles de acceso libre. Por consiguiente, pretendemos reorganizar los flujos de caja con el fin de garantizar la transparencia en materia de costes y ahorros potenciales, así como adoptar mecanismos para evitar barreras para publicar. (3)
Dejemos resonar esta última frase.
OA y APC
Con la mirada puesta en la iniciativa Open Access 2020 y su misión, a la que se ha unido la cOAlition S, a los grandes grupos editoriales internacionales no les ha quedado otra que mover ficha. Su modelo ‘tradicional’ de suscripción ha serpenteado hacia las APC (Article Procesing Charges /Cobro por publicación de artículos), que se ha vinculado al Open Access. Así las cosas, el autor cuenta con dos modelos para elegir el que más le convenga: bien publicar su artículo en modalidad cerrada, bajo “suscripción”; bien publicar en abierto. Los precios de las APC’s de Elsevier, Springer, Wiley, Taylor&Francis, MDPI, etc. están disponibles en sus páginas web, con información sobre los servicios que ofrece. Servicios, por otra parte, que leídos en pantalla son los mismos que ofrece cualquier editorial universitaria española.
Este panorama a priori idílico y transparente debería, tal y como se recoge en la iniciativa Open Access 2020, garantizar ahorros en los costes de publicación y evitar obstáculos a los autores, en tanto que son ellos mismos, o sus proyectos o instituciones, quienes deben pagarlos. Los datos a este respecto son, sin embargo, alarmantes.
El trabajo de investigación de Zhang et alii (2022) demuestra que el precio por publicar en abierto a través de estas APC va en aumento y ya triplica el de publicar por suscripción. Según sus cálculos, el modelo APC supondrá en 2021 para la nómina de los doce mayores editores de revistas científicas una facturación anual de dos mil millones de dólares, tres veces el presupuesto de la Unesco. Doce editores que, por otro lado, proporcionan el 70 por ciento de la producción científica indexada en WoS. (4)
¿Cómo se ha llegado a esta situación? Sigue una pista. En el mes de enero de 2022 circuló por Twitter una infografía de Taylor&Francys, titulada “aventura editorial” (publishing adventure) en el que un autor-mochilero podía elegir entre un camino estándar, con unos supuestos no costes por publicar (5) frente a otros dos caminos alternativos, más rápidos. Si costea 3.400€, su artículo se publica entre 7 y 9 semanas; si paga casi el doble, 6.200 €, su artículo se publicará en menos tiempo, entre 3 y 5 semanas.

Coda
Publicar ciencia conlleva costes, sin duda ninguna. Pero el afán por enriquecerse tiene en castellano otro nombre: codicia.
La codicia es contraria a la filosofía y a la misión del OA desde su primera declaración, puesto que no redunda en beneficio del mundo académico y de la sociedad en general. Que las grandes compañías internacionales hayan logrado este maridaje de las siglas OA y APC es llanamente marketing.
Notas:
1. Puedes consultar la declaración de Budapest aquí.
2. La primera universidad española en firmar la declaración fue la Universitat Jaume I, el 10 de octubre de 2005 (firma 136). Su producción en abierto está accesible a través del siguiente repositorio.
3. OA202 – Biblioteca Digital Max Planck
4. «The year 2021 saw rapid increases in the volumes of articles in APC-based gold journals. In a situation where the APC-based model now probably represents a turnover of 2 billion USD annually, which, for comparison, is three times the budget of UNESCO (unesco.org/en/budget-strategy)». Véanse Tablas 2 y 3.
Referencia: Zhang, L., Wei, Y., Huang, Y. et al. Should open access lead to closed research? The trends towards paying to perform research. Scientometrics (2022).
5. Los datos contrarios en el trabajo de Zang et alii 2022. Véase tabla 1.